21 de diciembre de 2011

Ingenios de Producción Colectiva

Desde La Bombilla Verde, queremos invitaros a conocer la nueva iniciativa de Ecologistas en Acción para hacer frente al desenfreno de consumo navideño. Este es el comunicado que nos han hecho llegar:


CONOCE ALTERNATIVAS PARA CELEBRAR LA NAVIDAD CONSUMIENDO MENOS

Con la navidad llega una de las épocas del año donde más se despilfarra y se consume de una forma más irracional. Ecologistas en Acción quiere poner de manifiesto que hay alternativas para celebrar estas fiestas sin caer en el consumismo y el derroche.

Estamos en crisis, nos dicen continuamente y, casi con la misma contundencia, nos tratan de convencer de que el consumo nos ayudará a salir de este atolladero. Más allá de que es difícil de creer que lo mismo que provocó la crisis vaya a contribuir a solucionarla, la llegada de la época navideña suele estar marcada por un conjunto de situaciones que se profundizan con el paso de los años: un consumo disociado de las necesidades humanas y más cercano al despilfarro, la exaltación publicitaria de las emociones y la mercantilización de los afectos proponiendo la compra de productos como vía para poder expresarlos. Las calles se llenan de una sobre-iluminación que, más allá de la transmisión de símbolos típicamente navideños, están asociadas sobre todo a promover un consumo acrítico y descontrolado.

No es de extrañar que, en una sociedad que sitúa al consumo y la acumulación de bienes en la cima de su escala de valores y en el objeto de sus aspiraciones, la navidad represente una oportunidad para aumentar los volúmenes de ganancias empresariales.
Frente a este escenario cada día son más numerosas las iniciativas colectivas a escala global que pretenden denunciar los excesos y defectos de este modelo de consumo, promoviendo la reflexión crítica, denunciando los impactos, construyendo alternativas y articulando iniciativas para un consumo consciente, crítico y responsable. Reivindican, entre otras cosas, que una disminución en el consumo nos hará vivir mejor, que es necesario otro modelo que priorice el pequeño comercio frente a las grandes superficies, la agricultura ecológica frente a la industria de la alimentación intensiva o la cultura de la reutilización frente a la cultura del "usar y tirar".

Ya están en marcha proyectos que, a pequeña escala, ensayan una forma más sostenible de consumo. El comercio justo, la banca ética o las tiendas de productos ecológicos han conseguido hacerse un hueco y, a la vez, poner en entredicho al modelo de consumo devorador de recursos y de personas.
Pero además, hay otros proyectos en marcha que funcionan como verdaderos espacios de ensayo de alternativas de consumo sostenibles y socialmente responsables. Cada uno de estos proyectos nace a partir de objetivos muy distintos, pero tienen en común su riqueza e imaginación a la hora de señalar posibles soluciones a los problemas que genera el actual modelo de consumo. Comparten profundas raíces con procesos colectivos, comunitarios o solidarios, y la cultura propositiva necesaria para que el cambio de modelo se haga efectivo.

Los Ingenios de Producción Colectiva (IPC) son una recopilación de distintas alternativas en diferentes sectores (alimentación, comunicación, cuidados, empleo/trabajo, financiación, ocio, textil, vivienda y transporte) realizada por Ecologistas en Acción (www.ecologistasenaccion.org/ipc). Recogen, de manera didáctica y sencilla, multitud de fichas que muestran cómo resolver las necesidades que se dan en estos ámbitos de una manera diferente, buscando alternativas no mercantilizadas y más colectivas de resolver las necesidades. Los proyectos IPC cumplen varios criterios, como son dar respuesta a algunas necesidades de consumo locales, proponer cambios en nuestros hábitos de consumo, aportar soluciones con ciertas dosis de innovación, ser colectivos y crear herramientas de participación, generando redes y nuevos espacios de activismo social.

Ecologistas en Acción promueve a lo largo de todo el año una reducción en el consumo que nos haga vivir mejor, y propone distintas alternativas para resolver las necesidades de un modo poco o nada mercantilizado. En estas fechas es especialmente importante recordar la importancia de un consumo crítico, local, responsable y solidario como una vía para poner un freno consciente a la crisis socioambiental que se hace cada vez más visible e incontestable.
Para más información:

15 de diciembre de 2011

Siria está sangrando



Desde que hace casi un año Mohamed Bouazizi se quemara a lo bonzo en el sur de Túnez en un acto de desesperación, pero también de lucha contra el enésimo atropello de su dignidad, son muchos los jóvenes y no tan jóvenes en el mundo árabe que decidieron no esperar un día más para decir basta y comenzar a construir una nueva sociedad desde la raíz. Sus reivindicaciones: pan, justicia y justicia social, como gritaban en El Cairo quienes lograron desalojar a Mubarak del poder.

Lamentablemente, la violencia con que el poder despótico y tirano resiste la lucha pacífica del pueblo ha conducido a que quede todavía mucho por hacer, y a que persistan los aparatos de extorsión y explotación que se hacen llamar elites. Tanto quienes han cortado la cabeza de la hidra, como Túnez, Egipto o Libia, como quienes aún siguen luchando, como Siria y Yemen, y quienes habiéndolo intentado han sucumbido a la brutalidad de la represión, como Bahrein, tienen aún un largo camino hacia sus metas.

La solidaridad y el apoyo de muchos de nosotros está del lado de quienes arriesgan su vida por recobrar la dignidad. Es poco lo que podemos hacer desde aquí, al igual que es poco lo que podemos hacer frente a situaciones tan terribles como la que se vive en el Cuerno de África, por citar un ejemplo. Sin embargo, esta dificultad no debe disuadirnos de dar lo que podamos de nosotros mismos, porque la desesperanza, y más aún la indiferencia, es lo que buscan quienes día a día disparan y bombardean a su propio pueblo, quienes venden y compran millones de hectáreas de tierra cultivable cuando a su alrededor, o más lejos, las personas mueren por no tener alimento.

En esta ocasión, Siria necesita nuestro apoyo. El grado de brutalidad que está alcanzando la represión del régimen de los Asad, malditos sean ellos y todos sus acólitos, es tan inenarrable que está dejando lejos los peores crímenes de las dictaduras del Cono Sur de América Latina. Cada día mueren en Siria entre 20 y 30 personas por atreverse a salir a la calle a protestar contra un régimen responsable de decenas de miles de desaparecidos, detenidos y torturados y miles de asesinados. Ni siquiera los niños se libran de las peores torturas, de las que son testigo sus familias cuando reciben sus cuerpos mutilados como prueba del horror y como instrumento de terror.

El régimen sirio repite los errores de Ben Ali, Mubarak o Gaddafi, y será víctima de ellos. Bashar al-Asad y sus sanguinarios compinches creen que matando y torturando conseguirán que los sirios dejen de salir a la calle, y vuelvan a aceptar su yugo de terror. Ignoran que todo tiene un límite, y que después de ver los horrores que se cometen contra quienes osan protestar, sus padres, sus hermanos, sus amigos y vecinos no volverán a permanecer en silencio. Esta es la causa de que cada día más sirios entreguen sus vidas en manifestaciones pacíficas, y de que cada día más recurran a las armas para protegerse de un régimen que les es claramente superior, y al que no le tiembla el pulso al disparar, al bombardear y al cavar fosas comunes.

Mientras se mantenga el clan de los Asad en el poder, y es evidente que acabarán por caer, cada día decenas de sirios entregan sus vidas, aunque muchos prefieran morir a ser detenidos y sufrir semanas o meses de tortura. Poco podemos hacer frente a la atrocidad, pero sí podemos alzar la voz y que nuestros gobiernos, cómplices en sus intereses personales y comerciales, al menos sepan que no pueden contar con nuestra indiferencia. Que sepan que estamos del lado de los que sufren y los que luchan y no de quienes los reciben en salones lujosos hasta que llega el día en que, como Gaddafi, Mubarak o Ben Ali, vuelven a ser persona non grata.

En concreto, hay dos acciones a nuestro alcance. La primera es adherirse al siguiente llamamiento de solidaridad publicado en Rebelion.org por Santiago Alba Rico y Carlos Varea, enviando un email a siriapoyo@gmail.com. La segunda, acudir este domingo 18 de diciembre a las 12h a la Plaza Jacinto Benavente de Madrid, para unirnos a la manifestación convocada por la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio. La Asociación también recoge firmas para solicitar al Ministerio de Asuntos Exteriores que expulse de nuestro país al embajador sirio, podéis poneros en contacto con ellos en la siguiente dirección: a.revolucion.siria@gmail.com.

A continuación reproducimos su convocatoria:




SIRIA ESTÁ SANGRANDO. SI HAS ESTADO INDIFERENTE HASTA AHORA. ES HORA DE QUE HAGAS ALGO.




Estimados amig@s y compañer@s:

Personas procedentes de toda España llenarán las calles de Madrid para exigir la expulsión del embajador sirio en Madrid y apoyar al pueblo sirio en su Revolución.

El próximo Domingo 18 de diciembre de 2011 Madrid acogerá a personas llegadas de todos los rincones del país en una manifestación para exigir la expulsión del embajador sirio en Madrid y apoyar al pueblo sirio en su revolución por la LIBERTAD.

Dicha manifestación comenzará a las 12:00 h en la Plaza Jacinto Benavente y finalizará frente a la embajada siria en Madrid (Paseo del Prado 24) donde se leerá el comunicado que les adjuntamos. (Pasando por Atocha).

Han pasado nueve meses desde el comienzo de la Revolución Siria por la LIBERTAD y en contra de la dictadura que lleva ejerciendo la familia Al Assad en nuestra querida Siria. Una Revolucion pacifica ejemplar llevada a cabo por valientes que se enfrentan a tanques y balas con gritos y pancartas. Nos encontramos aquí para apoyar al pueblo sirio y transmitir los siguientes mensajes:

A las familias de los mártires, a los heridos, a los detenidos y manifestantes, queremos hacerles llegar nuestra cercanía y transmitirles todo nuestro apoyo y fraternidad. Hemos recogido 20.000 firmas para exigir al Ministerio de Asuntos Exteriores la inmediata expulsión del embajador sirio en Madrid por representar a un régimen genocida que está cometiendo crímenes contra la humanidad y que ya no es legítimo en Siria.

A los reyes y presidentes de Estado que están a la espera de tomar una decisión y posicionarse de un lado u otro, queremos que sepan que el tiempo de espera le está costando sangre a este pueblo. Nos gustaría preguntarles: ¿A cuántos más van a permitir que maten? ¿A cuántas mujeres van a consentir que violen? ¿A cuántos niños van a dejar que torturen? ¿Cuántas atrocidades más piensan permitir que se alcancen para romper las relaciones diplomáticas y la amistad con este régimen genocida? ¿Hasta cuándo piensan ser cómplices con su silencio?

Solicitamos al Gobierno español, a la Unión Europea y, en general, a la comunidad internacional, una condena sin paliativos, como hechos constitutivos de crímenes contra la humanidad, de las matanzas, humillaciones y violaciones de los derechos humanos que está cometiendo el régimen dictatoria de Al Assad. Les recordamos que silenciar estos crímenes no sería únicamente contrario a los más elementales valores morales, sino que debería ser interpretado como complicidad con este régimen asesino.

A Assad: no tenemos dudas de que eres el responsable de cada gota de sangre derramada en Siria y te prometemos un juicio justo por todos y cada uno de tus crímenes.A las agencias y medios de comunicación, en especial en España, agradecerles el tiempo que nos han dedicado en las últimas semanas. Aunque les seguimos pidiendo encarecidamente que sigan siendo nuestra voz y luchen porque se les permita entrar en Siria y desnudar al régimen asesino.

Finalmente, dar nuestra promesa de que seguiremos luchando hasta alcanzar las libertades que ahora están restringidas. Permaneceremos unidos hasta el final.

¡ VIVA SIRIA LIBRE !

Esta manifestación ha sido convocada por la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio, constituida por españoles de origen sirio, sirios residentes en España y personas de otras nacionalidades defensoras de los derechos humanos.
Les adjuntamos el comunicado y el cartel, por si lo necesitan tanto para impresión como para internet.

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, por favor, no duden en contactar con nosotros.
facebook.com/events/337567849591163/

Rogamos máxima difusión, gracias.

Esperamos tu asistencia,

Un Saludo,



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Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio · AAPS
F · www.facebook.com/Revolucion.Siria.Espana
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Reproducimos también el texto de Santiago Alba Rico y Carlos Varea (procedente de rebelion.org):


La Primavera Arabe, Siria y la contrarrevolución neocolonial






Cuando está a punto de cumplirse un año del comienzo de la llamada Primavera Árabe, es necesario afirmar dos hechos al mismo tiempo: que la revolución sigue sacudiendo la zona, con retrocesos y recidivas, y que la contrarrevolución está más activa que nunca. Como dice el escritor egipcio Ezzat Al-Qamhawi, la revolución surge de un fondo de cólera inagotable y homogéneo frente a regímenes igualmente tiránicos; todos los árabes sin excepción reclaman dignidad y democracia y sólo la “pereza intelectual” o la fidelidad a “viejos diccionarios” -por tomar la palabra ahora al libanés Elias Khoury- pueden llevar a ignorar, negar o despreciar una irrupción popular que pone en dificultad a todos los actores en la región. Los imperialistas han conspirado siempre; pero los pueblos también conspiran y sus conspiraciones se llaman “revolución”. Si no queremos impedirnos cualquier posibilidad de intervención en la historia, debemos conceder que los pueblos árabes están también conspirando contra los conspiradores, en favor de su libertad, con los medios que les son propios y a partir de su propia historia de humillaciones y represión.

Las diferencias no están del lado de la conspiración popular: marroquíes, argelinos, libios, tunecinos, egipcios, sirios, bahreiníes, yemeníes, tienen motivos parecidos para rebelarse y buscan objetivos similares. La diferencia está del lado de la contrarrevolución. Los intereses de las muchas fuerzas implicadas en la conspiración imperialista, así como la diferencia geoestratégica de los países en los que intervienen, determinan diferentes procedimientos, tiempos e intensidades de intervención. Túnez puede recibir presiones sólo diplomáticas y permitirse un poco más de democracia -y hasta servir de laboratorio controlado para un nuevo orden regional- porque puede dañar escasamente los intereses de la UE y de EEUU y favorecer mucho, en cambio, los de Qatar y Turquía. Egipto ha visto cómo su revolución se transformaba en golpe de Estado -al que han respondido y responderán nuevas intifadas- porque la democracia en Egipto podría voltear todos los enfermizos equilibrios en la región. Bahrein, protectorado saudí de mayoría chií, tenía que ser aplastado antes de que la revuelta amenazase a la propia familia Saud y a la V Flota estadounidense, fondeada en el archipiélago para proteger los intereses energéticos de EEUU en el Golfo. Yemen, un hervidero de tribus y armas donde una revolución pacífica y heroica ha mantenido contra las cuerdas al dictador local durante ocho meses, ha visto la intervención del reaccionario Consejo de Cooperación del Golfo, obligado a hacer concesiones pragmáticas a la oposición -mientras mandaba tanques a Ali Saleh- para evitar la radicalización de las protestas. En Marruecos, Jordania o Argelia, la contrarrevolución apoya pequeñas reformas formales tratando de desactivar el malestar o de legitimar su represión. En Libia, al contrario, la OTAN apoyó militarmente la revolución como la forma más segura de destruirla, incluso con el riesgo, como se está viendo, de no controlar la situación tras el derrocamiento e infame asesinato del dictador Gadafi.

La plural y selectiva intervención imperialista -con una UE en bancarrota, unos EEUU debilitados y nuevas fuerzas rampantes abriéndose a codazos un hueco en la región- contempla planes ajustados a distintas eventualidades y muchas veces improvisados, cuando no adoptados a regañadientes. Los que llaman la atención sobre la previsible cooperación entre las potencias occidentales y los llamados islamismos “moderados” no deben olvidar que EEUU y la UE preferían apoyar, como así lo hicieron, a sus dictadores y que -como subraya Abdelbari Atwan, editorialista del diario Al-Quds Al-Arabi- el choque inevitable con esos partidos no se producirá a causa de diferencias económicas inexistentes sino por la cuestión palestina. La democracia en el mundo árabe -ya sea islámica o laica- amenaza radicalmente a Israel (quien, por ejemplo, acaba de pedir a los gobernantes europeos y a Obama que sostengan a la Junta Militar egipcia frente a los manifestantes de Tahrir). Palestina es de algún modo la garantía de que las revoluciones árabes mantendrán siempre su beligerancia antiimperialista.

El caso más complicado es sin duda el de Siria. Al contrario que la de Gadafi, la dictadura de Al-Assad, una república hereditaria, no sólo no está aislada sino que se inscribe, en el corazón mismo de Oriente Próximo, en una sensibilísima red de alianzas y tensiones cuya sacudida podría generar un conflicto a gran escala de consecuencias inimaginables. La intifada siria, con sus miles de muertos, detenidos y torturados, ha restablecido sin querer una típica política de bloques de la que la revolución misma, digna de toda nuestra solidaridad y admiración, será sin duda la primera víctima. Durante muchos meses, todas las fuerzas presentes en la zona estuvieron de acuerdo en no tocar el régimen de Damasco; el eje Irán-Iraq-Hizbolá por razones obvias; Israel, quien considera a Al-Assad “el mejor enemigo que podemos tener”, por temor a una democracia realmente antisionista en Siria; los EEUU y la UE, en la estela de su aliado israelí, conscientes de que, en el contexto de la Primavera Árabe, cualquier alternativa podría desbaratar el trabajoso “equilibrio” en la zona. Pero el creciente aislamiento de Israel y la obcecación del régimen sirio, convencido de su impunidad, han obligado a revisar los planes: por una parte, detener la Primavera Árabe pasa ahora por quebrar la continuidad entre Irán y el Líbano (con un Iraq que fue invadido por EEUU pero que es gobernado por Ahmadineyad); por otra, la deriva armada de la intifada siria, con el riesgo real de una guerra civil, no permite ya a las potencias occidentales y a sus aliados del Golfo mantenerse al margen confiando en una solución negociada o en un aplastamiento de la rebelión. En este contexto, mientras la hipócrita Liga Árabe -muchos de cuyos miembros están reprimiendo brutalmente protestas y revueltas en sus propios países- toma medidas contra el régimen de Al-Assad, la decidida intervención de la Rusia de Putin, con bases militares y fuertes intereses económicos en Siria, “congela” de nuevo la situación, prolongando en cualquier caso la agonía.

Los peligros en Siria son enormes. Como dice Michel Kilo, viejo opositor cristiano encarcelado dos veces por la dinastía Al-Assad y dirigente del Comité para el Cambio Democrático, la “militarización” de la revolución sólo puede llevar a una “nueva tiranía” a través, entre otros factores, de una intervención exterior que, de manera indirecta, ya se está produciendo. Temores semejantes los expresa Ibrahim Al-Amin, redactor jefe del periódico libanés Al-Akhbar, para el cual la mayor responsabilidad del régimen sirio no debe llevarnos a ser comprensivos con un Consejo Nacional opositor complaciente o ambiguo con la posibilidad de una intervención, desastrosa para cualquier proyecto soberano en Oriente Próximo. En la misma dirección se expresan Elias Khoury, Abdelbari Atwan o Rashad Abu Shawer (con su elocuente metáfora de los cuervos y los alacranes): la intervención militar extranjera sería mortal para la revolución siria y absolutamente destructiva para la emancipación del mundo árabe, por no hablar del riesgo fundado de una guerra a gran escala de dimensiones apocalípticas.

Ezzat Al-Qamhawui, Elias Khoury, Abdelbari Atwan, Michel Kilo, Ibrahim Al-Amin, Rashad Abu Shawer, todos ellos árabes, todos ellos desde diferentes posiciones antiimperialistas, nos recuerdan dos cosas que hay que tener el valor de sostener al mismo tiempo sin ningún sonrojo o ambigüedad. La primera es que las revoluciones árabes, incluida la siria, han devuelto a la historia a unos pueblos humillados y despreciados cuya valiente reclamación de democracia y libertad merecen todo nuestro apoyo y solidaridad. La segunda es que la democracia y la libertad que esos pueblos reclaman está amenazada, sí, por los dictadores que desde hace décadas pisotean sus derechos, pero también por una contrarrevolución que, entre sus muy versátiles procedimientos conspirativos, no descarta la intervención militar. Por muy incierta que sea la salida, por poco que podamos hacer en una situación cada vez menos abierta a la acción política, sí podemos al menos declarar en voz muy alta dónde ciframos nuestras esperanzas: en el derrocamiento popular de Al-Assad sin ninguna intervención exterior.

Todo nuestro apoyo y solidaridad, por tanto, a los pueblos árabes en lucha; toda nuestra condena a la contrarrevolución puesta en marcha por la OTAN, los países del Golfo y Turquía. Sí a la intifada siria y a sus legítimas ambiciones de libertad y democracia; no a la intervención exterior y a sus bastardos intereses de dominio neocolonial.
Para adhesiones al texto: siriapoyo@gmail.com